Comunidades de apoyo mutuo basado en el Mentoring

Utilizar perspectivas y herramientas de Mentoría y Coaching para crear grupos de apoyo que ayuden a enfrentarse a los efectos emocionales de la pandemia.

La pandemia ha presentado una serie de dificultades para todos nosotros, pero una de ellas es la falta de interactividad que se ha dado debido al aislamiento. Esto ha sido especialmente desafiante para personas que dependían emocionalmente de salir y encontrarse con sus amistades, familiares o parejas en persona.

Nadie estaba preparado para enfrentarse a esta situación, ni tener que mantener distancia social de sus seres queridos. Lo cierto es que puede que nada vuelva a la “normalidad” en mucho tiempo, pero a pesar de esto, existe una alternativa increíblemente valiosa: las comunidades virtuales.

Estas las podemos encontrar en cualquier rincón de la web, desde grupos en redes sociales, blogs, foros e incluso en plataformas de video. Pues siempre habrá un grupo de personas que querrá compartir sus experiencias u opiniones sobre algún tema, producto o situación.

Estas comunidades han existido desde que las plataformas de internet han permitido una interacción en línea, por lo cual muchos de nosotros estamos familiarizados con cómo funciona. Alrededor del mundo, las comunidades en línea han podido organizarse virtualmente e, incluso, en la vida real.

Ahora, sabiendo que existe esta alternativa, vale la pena rescatar esta metodología y aplicarla para crear una comunidad de mentoría mutua. Pues bien sabemos que esta pandemia ha traído a colación una serie de emociones que antes no habíamos enfrentado, como también situaciones que nunca antes habíamos conocido.

La conversación con un grupo de personas, o con una persona, son un intercambio de información que pueden llevarnos a ver las cosas desde un punto de vista diferente al que antes habíamos tenido. Estas conversaciones generan insight, un cambio interno, un click.

Pues una de las claves del mentoring son las conversaciones. En esencia, las Conversaciones Inteligentes conducen a decisiones, que se convierten en acciones y, luego, se transforman en resultados. Esto funciona de esta manera porque las sesiones de mentoring trabajan tres áreas; el bienestar emocional, la reestructuración cognitiva y el bienestar social.

Estas conversaciones trabajan el bienestar emocional de manera que, en el tiempo de la sesión, se genera una liberación de estrés y preocupaciones. El espacio es uno de desahogo de un diálogo interior con alguien que puede separar objetivamente las emociones de la situación y, así, dar una retroalimentación sana basada en lo que ha vivido.

Esto no quiere decir que el mentor dará sus opiniones personales, sino que estará dispuesto a escuchar, a compartir su experiencia y realizar las preguntas pertinentes para que podamos relativizar, despersonalizar y aterrizar nuestra reacción a una situación. Con esto, podemos crear una relación personal más fuerte y resiliente.

Así mismo, ocurre la reestructuración cognitiva que, básicamente, significa que estamos en el aquí y el ahora. Centrados en la conversación, en el presente. De manera que estamos focalizados en una sola cosa, y controlamos la atención que le damos a nuestras metas. Pues una mente enfocada es más efectiva.

Esto ayuda a que podamos crear estrategias sin distracciones externas o internas, porque estamos concentrados en el espacio de la mentoría. Muchas veces esto es lo que necesitamos, alguien que nos acompañe en el proceso de autodesarrollo y toma de decisiones sabias porque, cuando estamos solos, nos perdonamos las distracciones.

En cuanto a la manera en que construimos un bienestar social por medio del mentoring, es claro que este es un ejercicio que implica una relación, así sea por un momento determinado de tiempo, igualmente debemos interactuar con otra persona. Esto nos ayuda a aprender a cómo generar relaciones de mutua confianza basadas en la empatía y una comunicación abierta e inteligente.

Cuando aprendemos a tener un diálogo abierto y amable con nosotros mismos, podremos hacerlo con los demás. Por ende, este ejercicio fortalece la forma en que nos comunicamos personal e interpersonalmente. Lo cual nos deja unas bases sólidas para una construcción saludable de autoestima y confianza.

Esto es una perspectiva valiosa de cómo podemos abordar la problemática que nos ha presentado la pandemia, que es esta confusión emocional que hemos experimentado a lo largo de ella. Pues es importante recordar que los seres humanos somos seres sociales, siempre vamos a necesitar de una comunidad que nos ayude a crecer y mejorar cada día.

También es importante que, como estas serán comunidades de mentoría mutua, se base sobre valores del respeto, la empatía y ética de la dinámica que conlleva el proceso. Como toda mentoría, se debe dejar claro el plan de acción, de manera que los objetivos tendrán que traducirse en acciones concretas y que generen resultados.

Y, por otro lado, dentro de estas comunidades, unos se convierten en mentores de otros y viceversa. Ya que al hablar o compartir sobre un tema, alguien puede aportar su experiencia, pero a continuación, se cambia de tema y esa misma persona puede recibir los aportes o alternativas que ofrece alguien más. Como que todos pueden ser mentores en algún momento, y mentorados (o mentees) en otros.

Este camino será de gran ayuda para todos los involucrados, de forma integral con sus emociones y sus acciones. La forma en que todos podemos crecer como personas es ayudarnos entre nosotros mismos para construirnos como seres humanos más felices, más eficientes y más empáticos.

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